Jesús y la oración, 11:1-13  

Lc 11:9-10 “Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá”.

La iglesia del Señor tiene a su alcance toda clase de bendiciones sin demora y de gran calidad. Pero por lo que el Maestro nos dice en este texto gran parte de estas bendiciones deben ser activadas por el creyente que las anhela. Es así que Jesús indica claramente que una manera de acceder a las bendiciones espirituales es a través de la oración. A una acción espiritual habrá una reacción proporcional y activa. “Pedid… Y se os dará; Buscad… y hallaréis; Llamad… y se os abrirá”. La oración es totalmente activa, no pasiva, mueve los cielos y la tierra. Por ello el que ora debe ser activo, con fe, y sin dejar de pedir, buscar y tocar, hasta que su oración tenga respuesta. Parece que las ecuaciones de Dios son demasiado simples y al alcance de todos los hombres, pero la humanidad manifiesta un analfabetismo espiritual muy marcado, muy rebelde, muy soberbio, puesto que, como: no pide… no se le da; no busca… no halla; no llama… no se le abrirá.