El que me confesare delante de los hombres, Lc 12:8-12  

Lc 12:10 “A todo aquel que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que blasfemare contra el Espíritu Santo, no le será perdonado".

Cualquier persona que dijere una blasfemia en contra de Jesús puede alcanzar perdón. La palabra “blasfemar” se usaba para cuando se calumniaba alguna deidad. Podemos entender que son insultos en este caso, en contra de Jesucristo, algo que puede alcanzar perdón; pero en el caso del Espíritu Santo, no existe perdón, ¿a qué se debe esta diferencia? En el primer caso, la ofensa contra Jesús sí alcanza a perdonarse porque el único que convence de pecado, de justicia y de juicio es el Espíritu de Dios (Jn 16:18), es decir, podemos arrepentirnos porque todavía somos redargüidos por la Tercera Persona de la Trinidad. La blasfemia contra el Espíritu Santo no tiene perdón posible, pues al contristar definitivamente al Espíritu ya no existe nada ni nadie que nos pueda convencer de que de verdad hemos pecado, se va la oportunidad de real sensibilidad, todo está ya perdido.