El siervo vigilante, Lc 12:35-40  

Lc 12:39-40 “Pero sabed esto, que si supiese el padre de familia a qué hora el ladrón había de venir, velaría ciertamente, y no dejaría minar su casa. 40 Vosotros, pues, también, estad preparados, porque a la hora que no penséis, el Hijo del Hombre vendrá”.

Un buen ladrón usa el factor sorpresa para lograr sus fechorías. De no tener de su lado esta actitud sería apresado fácilmente en pleno acto del hurto. Los ladrones a veces robaban “minando” (haciendo un hoyo en la pared) las casas que muchas veces tenían paredes de adobe, se introducían y se llevaban los objetos de valor. Pero si alguien sabía del plan de los amigos de lo ajeno estaría listo con aliados y garrotes en mano para apalear a los intrusos. La comparación sirve para darnos a entender que la venida del Señor será un acto sorpresivo, sin mediar aviso previo, “como un ladrón” (2 P 3:10; 1 Ts 5:2; Ap 16:15), por ello se cuenta que el arrebatamiento es un acto inminente, sin aviso, pero sí prometido y seguro.