Jesús sana a una mujer en el día de reposo, Lc 13:10-17  

Lc 13:10-11 “Enseñaba Jesús en una sinagoga en el día de reposo; “y había allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podía enderezar”.

Lucas deja un insistente registro del hábito que tenía Jesús de asistir a la sinagoga, como era la costumbre de todo judío devoto. Esto identificaba a Jesús con los lectores judíos e inspiraba confianza tanto a judíos y gentiles, pues además, lo describe enseñando.

Nota doctrinal: En este pasaje Lucas menciona que la causa de la enfermedad de la mujer era un espíritu de enfermedad y también Jesús en el v.16 afirma que esta mujer estuvo atada por Satanás por dieciocho años. De igual manera en Mateo 9:33 se menciona que un espíritu estaba asociado con la mudez del hombre. En la Biblia encontramos que no todas las enfermedades son de origen natural, algunas veces son causadas por espíritus. Sin duda, también era una mujer que había escuchado de Jesús y de lo que Jesús había hecho en otra sinagoga, cuando expulsó un espíritu maligno de un hombre (Lucas 4:31-37) y la sanidad del hombre de la mano seca (Lucas 6:6-11) y por lo que expresa el líder de la sinagoga había llegado a la sinagoga para ser sanada. El diagnóstico de Lucas es triste. Encorvada, inclinada totalmente, como irremediablemente vencida. También nos describe la impotencia de la mujer pues “en ninguna manera se podía enderezar” lo había intentado o lo intentaba, pero no tenía la fuerza o la capacidad para lograrlo.

Aunque Jesús no simpatiza con las opiniones, teología y prácticas de los líderes no se sirvió de eso, ni de su propia autoridad para atentar contra ellos. Una gran muestra sobre cómo debemos respetar a nuestros líderes y consiervos designados por Dios.