La puerta estrecha, Lc 13:22-30 (Mt 7:13-14, 21-23)  

Lc 13:22-23 “Pasaba Jesús por ciudades y aldeas, enseñando, y encaminándose a Jerusalén. Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo”.

Esa fue una pregunta nuevamente hecha por algún judío y que esperaba una opinión clara y precisa que se inclinara a alguna de las escuelas y doctrinas existentes. En esos tiempos se sabía que el mundo venidero no era para todos y se conocía la condenación en el infierno o Gehena.

Esta pregunta podría ser una trampa como había sucedido anteriormente a través de un intérprete de la Ley (Lc 10:25) o expresaba la verdadera preocupación del interlocutor. Sin duda la figura del reino a través de la levadura y del grano de mostaza, abría la idea de un grupo selecto que tendrían que cumplir con el paradigma judío.

Nota histórica: La Mishna en el tratado Sanhedrin 10:1 expresa:
Todo Israel tiene una porción en el mundo venidero como está dicho: Tu pueblo también será todo justo, ellos heredarán la tierra por siempre. El retoño de mi plantación, la obra de mis manos, donde yo me glorío. Y estos son los que no tienen parte en el mundo venidero—El que dice que no hay resurrección de los muertos establecida en la Torah. El que dice que la Torah no viene del cielo, y un hereje. Rabi Akiba agregó que también el que lee libros heréticos o el que pronuncia encantamientos sobre una herida.

El Talmud en el tratado de Sanhedrin Folio 111a dice:
Por lo tanto, el infierno (Gehena) se ha ha hecho más grande y ha abierto su boca sin medida. Resh Lakish dijo: esto es para el que ha dejado sin cumplir aún un solo mandamiento.
Esto nos deja ver que la preocupación de la persona que interrogó a Jesús, sobre un tema indispensable, con enfoque pensamiento legalistas y tradicionalista, no se iría sin una respuesta puntual del maestro. Pero si esta era una trampa, también necesitaba una respuesta de Jesús sobre este tema teológico..

Para Meditar: Qué interesante sería escuchar a Jesús nuevamente en nuestros días. En este tiempo de incertidumbre mundial y de doctrinas novedosas y cambiantes, los discípulos de Jesús necesitan proporcionar respuestas puntuales. No importa si se presenta una duda real o una respuesta apologética.