Parábola de la gran cena, Lc 14:15-24  

Lc 14:16-20 “Oyendo esto uno de los que estaban sentados con él a la mesa, le dijo: Bienaventurado el que coma pan en el reino de Dios.”

Para meditar: “Entonces Jesús le dijo”. A una sola persona Jesús le dedicó esta parábola. Debe haber sido un hombre muy importante o alguien menor, en quien Jesús percibió la imporrtante cualidad de percibir lo espiritual. El Señor habla con frecuencia a una sola persona despertándole una visión, llamándole a realizar algo trascendente o sencillamente a hacer su trabajo. Los demás debemos comprenderlo y apoyarlo.

Por otra parte, las excusas de los invitados, vistas desde la perspectiva oriental, no eran sino ofensas directas al anfitrión de la fiesta. Asistir a un banquete era un suceso demasiado importante para todo habitante del pueblo; de manera que no se rechazaba la invitación a la última hora.
Nadie compraba una hacienda o bueyes sin demasiado tiempo de observación análisis, revisiones o pruebas. El casado no estaba en su fiesta de bodas, de ser así, el afitrión no hubiera organizado un banquete, pues son dos actividades que tienen demasiada importancia e involucran a todo el pueblo. Tampoco había una guerra declarada para que se ausentara de sus actividades y se dedicara a su esposa.
Todas eran ofensas graves al honor del anfitrión. No solamente lo estaban rechazando, sino que prefirieron otras cosas, a pesar de haber aceptado la invitación anteriormente.

Texto de carácter ético: Es importante notar el aspecto progesivo de las ofensas. Los primeros que rechazaron la invitación pidieron que se les excusara, el último ya no lo hizo. Esto demuestra también que cuando se hace una costumbre rechazar y lastimar, cada vez la actitud irá en aumento hasta hacerlo de manera directa y cruel. El Rev. George O Wood, Superintendente General de Las Asambleas de Dios en EE.UU. acuñó la siguiente frase: “lo que una generación tolera, la siguiente lo practica”
El Señor Jesús, llama a participar del banquete, con gratitud y seriedad. Esto es, que sus invitados especiales del Siglo XXI entren en una relación más profunda. Sin embargo demasiadas ocupaciones, actividades e inclusive las bendiciones recibidas, tienden a distraer sobre los verdaderos propósitos divinos.