Lc 14:28-33 “Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla? No sea que después que haya puesto cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él, diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar. ¿O qué rey, al marchar a la guerra contra otro rey, no se sienta primero y considera si puede hacer frente con diez mil al que viene contra él con veinte mil? Y si no puede, cuando el otro está todavía lejos, le envía una embajada y le pide condiciones de paz.”.

Estos dos ejemplos llevan a calcular costos. Es decir, no debe hacerse un compromiso ingenuo y ciego en la acción de seguir a Jesús, esperando solo bendiciones y buenos tiempos. Tanto el constructor de una casa, como quien está al frente de un ejército, calcula todo lo que está implicado, para finalizar la vivienda y para ganar la guerra.