Parábola de la moneda perdida, Lc 15:8-10

Lc 15:8 “8 ¿O qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una dracma, no enciende la lámpara, y barre la casa, y busca con diligencia hasta encontrarla? ”.

Para seguir con la misma tónica de la oveja perdida, Jesús presento otra ilustración, pero ahora lo hizo con una mujer propietaria de diez dracmas (Monedas de plata, que cada una equivalía al salario diario de un obrero1), quien al haber perdido una de ellas dedicó todo su esfuerzo hasta encontrarla. La frase “busco con diligencia” que utilizó Jesús, recalcaba el esmero y el cuidado que tuvo aquella mujer, mientras que la frase “hasta encontrarla” enfatizaba su gran interés y determinación por encontrarla. La intención del maestro fue, una vez más, hacerles entender el valor individual que tiene cada persona ante los ojos de Dios, y su incansable deseo por alcanzar al perdido.

Nota Histórica: La parábola de la moneda perdida presenta algunos detalles sobre las costumbres de los tiempos de Jesús, que bien nos sirven para meditar en algunos aspectos importantes; por ejemplo, que la mujer uso una lámpara porque vivía en una casa sin ventanas y no le era posible encontrar la moneda a menos que hubiera suficiente luz. Ahora bien, esto también puede enseñar que la oscuridad representa las tinieblas espirituales que ejercen dominio sobre el perdido, pero que al ser “alumbrado” por Jesús, nunca más vivirá en tinieblas ya que tendrá la luz de la vida. (Jn 8:12)

1 Earl D. Radmacher, Ronald B. Allen, H. Wayne House, Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia, Grupo Nelson, Edicion Kindle.