La parábola del mayordomo infiel, Lc 16:1-15

Lc 16:13“Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas”.

Ningún esclavo podía servir a dos amos, era esclavo de un solo dueño, el administrador debía mostrar la fidelidad a su amo, trabajar para el que se contrató.

Este texto es fundamental para el creyente, para servir con todo el corazón, a Dios. El mundo presenta oropeles llamados riqueza que seducen a desviar la mirada, no olvidemos que el dios de la riqueza de este mundo es pasajero, la riqueza que Dios da es para vida eterna.