La parábola del mayordomo infiel, Lc 16:1-15

Lc 16:15“Entonces les dijo: Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los hombres; mas Dios conoce vuestros corazones; porque lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación."

Excelente respuesta dio Jesús a las burlas de estos hombres, porque los fariseos habían malentendido las bendiciones del pacto de Dios, creían que el poseer muchas riquezas era bendición de Dios como premio a su conducta justa; sin embargo, podemos encontrar testimonio de gente justa que vivió en la pobreza y gente injusta que tuvo mucha riqueza.

Los fariseos creían que guardando la ley ya eran justificados, sin embargo, la ley solo muestra lo pecador que es el individuo. (Ro 3:20) A Abraham no solo contó a su favor el guardar la ley, sino su fe y sus acciones ejemplares de obediencia, como el ofrecer a su hijo Isaac sobre el altar. Fue justificado y fue llamado amigo de Dios. Rahab la ramera no guardaba la ley y sin embargo, fue considerada justa cuando escondió a los espías y los ayudó a regresar por un camino seguro. Es muy claro Santiago 2:21-25.

La propia exaltación de la persona, es lo que más abomina el Señor. Los fariseos buscaban el reconocimiento de los hombres y se olvidaban de Dios, dándole más importancia a las riquezas terrenales.
Hermosas palabras en 1 Crónicas 29:17 “Yo sé, Dios mío, que tú escudriñas los corazones, y que la rectitud te agrada; por eso yo con rectitud de mi corazón voluntariamente te he ofrecido todo esto, y ahora he visto con alegría que tu pueblo, reunido aquí ahora, ha dado para ti espontáneamente.”