Esta historia/parábola concluye, con la ratificación del valor que tienen las Sagradas Escrituras. “A Moisés y a los profetas tienen”, es decir, ya tenían todo el Antiguo Testamento. Aun sin agregar todavía la revelación que tenemos hoy, gracias a Jesús y los apóstoles, ellos podían haber leído:
Dt 14: 28,29; 15:13,7; Is 3:14,15; 10:1-3;32:6,7;58:3,6,7,10; Jer 5:27,28; 7:5,6; Ez 18:12-18, Mal 3:5 y muchos otros pasajes, que hablaban de servir a Dios y amar al prójimo.
Una persona con corazón empedernido, aunque se levantare uno de entre los muertos no lo persuadirá. Jesús es el único que puede cambiar los corazones.