Este mayordomo hizo una reflexión sobre su realidad, analizó su condición, sus fortalezas y debilidades. Si ya no puedo tener este estilo de vida, tampoco voy a poder disponer de los siervos y de los bienes de mi señor, ¿de qué voy a vivir?, la edad y las fuerzas se han ido; el orgullo me impide humillarme. Utilizó su astucia para envolver a los deudores de su señor haciéndose pasar por un buen hombre generoso, sin mostrar que su interés era cobrarles el favor cuando él perdiera el empleo.