Ocasiones de caer, Lc 17:1-4

Lc 17:2“Mejor le fuera que se le atase una piedra de molino y se le arrojase al mar, que hacer tropezar a uno de los pequeñitos"

Duras las palabras de Jesús para quien induzca al pecado a un inocente. En cuanto a la piedra de molino, el evangelio de Mateo, especifica una piedra de molino de asno (Mt 8:6), éstas eran circulares y se utilizaban para trillar el trigo y su peso variaba de media tonelada a una tonelada, por lo que al ser arrojada al mar se hunde irremediablemente. ¡Cuán duro es el castigo para quien haga tropezar a uno de los pequeñitos!

Aunque el contexto inmediato en el que se aplica esta verdad es la iglesia, puede verse también una referencia a la vida en general. En la actualidad la humanidad va a pasos agigantados hacia la perdición; hombres y mujeres mayores dañando terriblemente la vida de los pequeñitos; y en algunos casos induciéndolos a diferentes pecados como las adicciones. El castigo de Dios es muy duro, Jesús consideró mejor que lo arrojaran al mar con un peso que no le permitiera flotar, que soportar el castigo de Dios. “¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!” (Heb 10:31).

En el terreno de la iglesia, este texto lleva a reflexionar sobre la función del cristiano maduro de cuidar y guiar a los pequeños en la fe, evitando hacerlos caer en pecado. Para esto, el testimonio del creyente cuenta mucho (Ro 14:20-21; 16:17; 1 Co 8:13; 10:32; 11:19; Ap 2:14).