La venida del Reino, Lc 17:20-37

Lc 17:20-23“Preguntado por los fariseos, cuándo había de venir el reino de Dios, les respondió y dijo: El reino de Dios no vendrá con advertencia, ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios está entre vosotros. Y dijo a sus discípulos: Tiempo vendrá cuando desearéis ver uno de los días del Hijo del Hombre, y no lo veréis. Y os dirán: Helo aquí, o helo allí. No vayáis, ni los sigáis"

Antes de su arresto, los fariseos le hicieron una pregunta a Jesús sobre el futuro del reino de Dios. Jesús les responde que ellos no verán las señales que posiblemente, por sus tradiciones, esperan. No vendrá, ya está aquí, ¡y ni siquiera pueden verlo!

La Biblia de Las Américas. Lo dice así: “El reino de Dios no viene con señales visibles”. “Helo aquí, o helo allí“ “no tendrá límites geográficos y eclesiásticos externos visibles”, dice el Comentario Exegético y explicativo.6

Inmediatamente después de contestar a los fariseos se dirige a sus discípulos, para explicarles de qué se trata lo que está diciendo. El reino ya está aquí, pero manifestado en la presencia del Hijo del Hombre; por lo tanto, cuando él se vaya el reino de Dios parecerá tener un vacío que algunos querrán llenar. Jesús advierte que la Iglesia de Jesucristo no debe permitir que nadie ocupe el lugar de su Señor. Sigue siendo una premisa fundamental para la iglesia, no seguir ni buscar a quienes se arropan de vestiduras mesiánicas.

Cuando lleguen los falsos Cristo la invitación de Jesús es no ir tras ellos (Mt 23:23,24; Mr 13:21; Lc 21:8), ni creerles. El reino de los cielos está aquí (Mt 12:28; Lc 10:9; Jn 1:26), pues en ese momento estaba humanamente con ellos.

Para meditar: Cuánta verdad en las palabras del Maestro, qué no darían los cristianos de todos los tiempos por experimentar uno solo de los días que pasó el Señor aquí en la tierra. Por supuesto que mientras él se encuentra fuera, preparando lugar para los suyos (Jn 14:2) ha dejado un representante suyo para guiar y cuidar de sus discípulos, el otro Consolador, el Espíritu Santo que manifiesta su presencia, exhorta al mundo, aconseja, da poder a su pueblos y lo guarda hasta la venida de su Señor (Mr 13:33).

6 JAMEISON R., F. A. Comentario exégetico y explicativo de la Biblia, tomo 2 El Nuevo Testamento.Mundo Hispano,El Paso, TX, 2002, p. 160