La venida del Reino, Lc 17:20-37

Lc 17:24-25“Porque como el relámpago que al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo hasta el otro, así también será el Hijo del Hombre en su día. Pero primero es necesario que padezca mucho, y sea desechado por esta generación”"

Estos dos versículos son centrales en el estudio de las palabas proféticas de Jesús. El gran día del Mesías ocurrirá, tal como las profecías que tanto esperan ver cumplidas los judíos e incluso los discípulos (Hch 1:6). El día glorioso de la manifestación del Mesías poderoso sucederá y será visible como el fulgurar de un relámpago; pero . . . Ahí está la clave, primero tenía que pasar algo entre esa venida en gloria y la que ahora estaban experimentando.

El Cristo debe ser desechado en su primera venida para que su segunda venida sea gloriosamente celebrada en el mundo entero. Jesús hace este acotamiento en su profecía para explicar entonces que los acontecimientos que está por narrar ocurrirán mucho después de lo que le toca vivir a la generación que en ese momento de la historia lo rechazaría.

Los líderes de esa generación lo rechazaron y mataron. Resucitó al tercer día y ascendió al cielo, por lo que físicamente los discípulos ya no le vieron, pero espiritualmente sigue estando entre los creyentes; un día regresará y todo ojo le mirará. (Zc 9:14; Mt 24:27; 24:30; 25:31, Ap 1:7). Esto será la segunda venida, cuando venga con poder y gloria, lo que también está relacionado con la profecía de Daniel 7:13, “he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre”.