Parábola del fariseo y el publicano, Lc. 18:9-14

Lc 18:11-12“El fariseo, puesto de pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos veces a la semana, doy diezmo de todo lo que gano”

Este es un buen retrato de las características de esta secta. Su forma de percibir la pureza y santidad, y una buena oportunidad para enseñar la forma de orar empezando por mostrar cuál es la oración que no le agrada a Dios. Este hombre se justifica de tal forma que pudiera pensarse que le exigía a Dios su atención porque creía ya haberse ganado la gloria, pues exteriormente cumplía con la ley.

Para meditar: ¿Cuál es la enseñanza que quiere dar el Señor Jesús? ¿Acaso no es bueno ayunar y diezmar? Desde el punto de vista bíblico, el cristiano fiel debe cumplir con estas dos acciones (Lv 27:30-33), pero Jesús va más allá, él busca corazones sinceros, que sigan sus caminos, que cuando ayunan humillan su alma a Dios y cuando diezmen lo hacen con gozo y gratitud.