La entrada triunfal en Jerusalén, 19:28-44

Lc 19:35-38“Y lo trajeron a Jesús; y habiendo echado sus mantos sobre el pollino, subieron a Jesús encima. Y a su paso tendían sus mantos por el camino. Cuando llegaban ya cerca de la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de los discípulos, gozándose, comenzó a alabar a Dios a grandes voces por todas las maravillas que habían visto, diciendo: ¡Bendito el rey que viene en el nombre del Señor; paz en el cielo, y gloria en las alturas!".

Una vez que fue llevado el pollino hasta donde se encontraba Jesús, los discípulos colocan sus mantos sobre el pollino preparándole una especie de silla para que lo montase y conforme iba avanzando, la multitud tendía sus mantos por el camino en el que iba. La práctica de esta acción entre los judíos tiene su antecedente en 2 Reyes 9:13.

Estando ya en la bajada del monte de los Olivos (detalle solo encontrado en Lucas) la multitud de discípulos estalla en cánticos y expresiones de alabanza a Dios por todas las maravillas que habían visto anteriormente durante el ministerio de Jesús especialmente por el milagro de la resurrección de Lázaro ocurrido en Betania.

El versículo 38 es un resumen de Lucas de la clase de alabanzas que proclamaba la multitud. El evangelista Mateo, cuyo escrito fue dirigido a los judíos, menciona que este evento es el cumplimiento de la profecía de Zacarías 9:9. Lucas omite usar la palabra “hosanna” empleada en Mateo debido a que sus lectores eran gentiles y les parecería extraña al oído. En lugar de ello, empieza con la expresión bendito el rey que viene en el nombre del Señor lo cual es una clara referencia al carácter mesiánico del Salvador. El resultado de la llegada del Mesías y de toda su obra realizada traería paz en el cielo y gloria en las alturas. La paz en el cielo significaba la restauración de la paz entre Dios y los hombres (Rom 5:1; Ef 1:10) lo que redundaría para la gloria de Dios por la redención del hombre.