Jesús y Zaqueo, Lc 19:1-10

Lc 19:8“Entonces Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado".

En medio de las críticas de los adversarios contra Jesús, Zaqueo se pone de pie abruptamente y hace una declaración que revela la franqueza y humildad de su corazón al ofrecer la mitad de sus posesiones para ayudar a los pobres. De acuerdo a la enseñanza del Señor Jesucristo, la manera de usar los bienes materiales es simplemente un reflejo de la condición espiritual de las personas (14:33; 18:22).

La siguiente declaración de Zaqueo demuestra el cambio de rumbo que había tomado su vida en relación hacia los demás. Al decir “si en algo he defraudado” no quería dar a entender que no lo había hecho, sin duda había defraudado a mucha gente y por eso los despreciaban sus conciudadanos, más bien, tal expresión es una manera de reconocer cuantas injusticias había cometido. Queriendo, pues, resarcir el daño hecho, ahora ofrece generosamente devolver “cuadruplicado” el monto de lo que había defraudado.

Doctrina de la restitución: La actitud y respuesta de Zaqueo, son una clara evidencia de su genuina conversión al querer devolver cuatro veces más lo que había defraudado a cada persona. Zaqueo fue más allá de los parámetros establecidos por la ley judaica para los casos de restitución (Lv 5:16; Nm 5:7). La palabra restituir significa “resarcir el daño hecho” y Zaqueo tenía la mejor disposición de hacerlo en gratitud a la gran bondad que Jesús le había demostrado. El carcelero de Filipos es otro ejemplo de restitución. Luego de que ordenó que Pablo y Silas fueran azotados injustamente, él mismo lava las heridas que habían causado los azotes en las espaldas de los apóstoles (Hechos 16:33).

Para meditar: Los creyentes contemporáneos no estamos habituados a practicar el principio bíblico de la restitución. Esta conducta puede causar confusión en los no creyentes al ver nuestra inconsistencia entre lo que predicamos y lo que practicamos. Por ejemplo, pedir prestado algún objeto y luego devolverlo descompuesto, es una conducta anticristiana que no refleja el carácter de Cristo en nosotros. En cambio, si resarcimos el daño hecho hará que los no conocen a Dios, le conozcan a través de nuestras buenas acciones.