Anuncio del nacimiento de Juan, Lc 1:5-25.  

Lc 1:11-20 ““Y se le apareció un ángel del Señor puesto en pie a la derecha del altar del incienso. Y se turbó Zacarías al verle, y le sobrecogió temor. Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan. Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento; porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre. Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos. E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto. Dijo Zacarías al ángel: ¿En qué conoceré esto? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada. Respondiendo el ángel, le dijo: Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios; y he sido enviado a hablarte, y darte estas buenas nuevas. Y ahora quedarás mudo y no podrás hablar, hasta el día en que esto se haga, por cuanto no creíste mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo”.. 

¡Sublime gracia! Un ángel diciéndole que su oración había sido escuchada; es imposible no observar la similitud con las palabras que recibió la esposa de Manoa al serle anunciado el nacimiento de Sansón, un hijo que sería grande delante de Dios, lleno del Espíritu Santo (es la primera vez que Lucas menciona a la tercera persona de la trinidad), preparando al pueblo para el advenimiento de Cristo.

Este es un capítulo de gozo y alegría (1:14, 44, 47, 58) no sólo de Zacarías y de su esposa; sino para todo el pueblo de Israel, pues no hay que olvidar que es en el templo donde recibe la noticia.

No beberá vino ni sidra, sino que será un nazareo (Nm 6:2) apartado en santidad a Dios, ninguna navaja tocaría su cabeza, ni permitiría ninguna contaminación ceremonial. Sansón (Jue 13:7), Samuel (1 S 1:11) y Juan el Bautista fueron nazareos de nacimiento. No se debe confundir con la palabra nazareno que quiere decir de Nazaret. Jesucristo era nazareno o sea de Nazaret, por lo que lo más probable es que no tuviera cabello largo.

Juan el Bautista vendría con el poder y espíritu de Elías, el profeta del arrepentimiento, quien fue usado por Dios para volver el corazón del pueblo a Dios (1 R 18:37); además, el Bautista prepararía a la nación para recibir a su Hijo. Era quien cumpliría las profecías de Malaquías 3:1: “Yo envío mensajero el cual preparará el camino para mí…”; y: “Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad de nuestro Dios” de Isaías 40:3.

Fue necesario que el ángel Gabriel le dijera a Zacarías quién era, porque la incredulidad de Zacarías no le permitió creer en el mensaje que estaba recibiendo. Al igual que en Daniel 9:21, el ángel se aparece en el sacrificio de la tarde.

Para Meditar: Así como Lucas registra la incredulidad de Zacarías, hoy en día suele suceder que se ora pidiendo un milagro y cuando Dios dice: está hecho, pedimos señales y confirmación del mismo. Este hombre era justo, obedecía la ley, y junto con su esposa anhelaba un hijo, pero en el momento de recibir la respuesta, ante la presencia de Dios y ofreciendo el incienso, dudó, y como consecuencia quedó mudo.