María visita a Elisabet, Lc 1:39-56  

Lc 1:46-49 “Entonces María dijo: Engrandece mi alma al Señor; Y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. Porque ha mirado la bajeza de su sierva; Pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones. Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; Santo es su nombre”. 

Nota histórica: Esta declaración de María, considerada un cántico, es conocida como el Magnificat y utilizada en forma de rezo por la religión católica. En realidad, el escritor del evangelio no dice que sea un cántico, sino una expresión de gratitud y adoración que fluye espontánea del corazón de María.

En el Antiguo Testamento encontramos el cántico de Ana (1 S 2:1-10) que tiene similitud con el de María pues las dos fueron bendecidas por Dios con un hijo. De lo profundo de su corazón salen las palabras de gratitud, reconociendo su condición, pues ella también necesitaba de la salvación (Is 61:10; Hab 3:17-18). No importa la circunstancia, ella se goza en el Dios de su salvación. Ahora es bienaventurada porque Dios la miró para hacer grandes cosas en su vida.