La respuesta dada por el Señor Jesús incluye algunos elementos importantes sobre la vida futura. En primer lugar, habla acerca de este siglo y también de aquel siglo. La palabra griega empleada traducida para siglo es la palabra eón que puede traducirse como “edad, siglo o era” en el sentido de la presente dispensación y la dispensación por venir. Las Escrituras distinguen entre esta edad y la edad por venir. A la edad por venir pertenece la resurrección la cual es la puerta de entrada.
En segundo lugar, Jesús también habla acerca de la clase de vida que tendrán los creyentes en la nueva edad o era. Los creyentes, dice Jesús, serán “iguales a los ángeles”, es decir, que compartirán algunas características de ellos. En la nueva edad ya no habrá más casamientos, ni nacimientos, ni muerte. Esto, sin embargo, no significa que no haya un reconocimiento mutuo y amor.
La resurrección de los creyentes de entre los muertos será el evento que inaugure el nuevo eón con todos los cambios maravillosos que Dios ha preparado para “los que fueren tenidos por dignos de alcanzar aquel siglo”. La dignidad requerida solo se puede obtener a través de la justicia de nuestro Señor Jesucristo y necesariamente es por su gracia.