LUCAS CAPÍTULO 21

La ofrenda de la viuda, Lc 21:1-4

Lc 21:1-4“Levantado los ojos, vio a los ricos que echaban sus ofrendas en el arca de las ofrendas. Vio también a una viuda muy pobre, que echaba allí dos blancas. Y dijo, En verdad os digo, que esta viuda pobre echó más que todos. Porque todos aquellos echaron para las ofrendas de Dios de lo que les sobra; mas ésta, de su pobreza echó todo el sustento que tenía".

Este breve episodio sólo ha sido conservado por Marcos (12:41-44) y Lucas. Es el último episodio registrado por los evangelios del ministerio público de Jesús. Después de este incidente, Jesús pasa la mayor parte de su tiempo con sus discípulos. La relación entre este episodio y el anterior es que Jesús en ambos hace mención de las viudas, por un lado, dice cómo los escribas abusaban de ellas y, por el otro, pone como ejemplo de generosidad a una viuda pobre.

El lugar donde se da esta joya de literatura bíblica, fue en el atrio de las mujeres, en el cual podían tener acceso tanto hombres como mujeres. El Señor se sentó y se puso a observar al pueblo que depositaba sus ofrendas en el gazofilákion,(gazofilacio) traducido arca de las ofrendas. En este lugar había trece recipientes en forma de trompeta que se usaban para recibir las ofrendas voluntarias del pueblo, para el sostenimiento del templo y sus servicios.

Lo que capta la atención de Jesús no fueron las grandes cantidades de dinero que ofrendaban los ricos, sino la noble acción de una viuda pobre. Jesús había enseñado a sus discípulos a ofrendar (Mt 6:2) no como lo hacían los ricos que hacían tocar trompeta delante de ellos para ser vistos por los hombres. Probablemente Jesús escuchó el anuncio de las grandes cantidades de ofrendas que estaban siendo depositadas y se sentó a observar a quienes las daban.

La ofrenda de la viuda consistió en tan solo dos blancas (Gr. Lepta) que era la moneda más pequeña en circulación en Palestina y la única moneda judía mencionada en el Nuevo Testamento. Equivalía a la sexta parte de un denario romano que era el salario de un día de trabajo.

Jesús llama aparte a sus discípulos y les declara una gran verdad. Desde la perspectiva divina la viuda pobre había dado más que todos los ricos juntos porque ella dio “todo el sustento” que tenía y aquellos dieron de lo que les sobraba. Esto significa que proporcionalmente ella dio más que todos ellos, porque era todo lo que tenía, demostrando también de esta manera que su sustento futuro dependía del Dios a quien le entregaba todo. Además, ella lo dio con un espíritu de reverencia y devoción, es decir, lo hizo con la conciencia de que era para Dios y en el templo donde se le rendía culto sin importarle nada más.

Para Meditar: Este breve episodio de la ofrenda de la viuda nos deja grandes lecciones por aprender. Enseña que el Señor Jesús está interesado en nuestras ofrendas, no en la cantidad, sino en la proporción que damos de lo que tenemos. También aprendemos que el motivo o espíritu con el cual damos es más importante que la cantidad de dinero que ofrendamos. Dios mira no solo la ofrenda material depositada, sino la disposición del corazón. Por último, aprendemos que “todos” podemos dar para la extensión del reino de Dios.