La grandeza en el servicio, Lc 22:24-30

Lc 22:27-30“Porque, ¿Cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Mas yo estoy entre vosotros como el que sirve. Pero vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis pruebas. Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel".

Jesús argumenta de nuevo en contra de la actitud de señorío de los discípulos dándoles otro ejemplo de las costumbres de la época. La persona que se sienta a la mesa tiene una posición social más alta que el que sirve y por eso era considerado mayor. El que servía, de acuerdo a la cultura, era regularmente un esclavo y el esclavo de más baja jerarquía. Jesús mismo les dio el ejemplo supremo de este acto de humildad cuando en esa comida pascual se levantó de la mesa y lavó los pies de sus discípulos (Juan 13:12-17).

Nota doctrinal: Si los discípulos cultivaban un espíritu de humildad y perseveraban hasta el fin en compañía de Jesús, recibirían también de parte de su maestro grandes recompensas que él preparó para ellos. Jesús les dice que, por haber permanecido con él en sus pruebas, les asignaba “un reino” al igual como su Padre se lo asignó a él. La palabra griega usada para “asignar” es el término “diatithemai” que es un cognado de la palabra griega para “pacto”, implicando con ello que es una referencia al “nuevo pacto” mencionado anteriormente en el versículo 20.

Jesús presenta la figura de un banquete en el que sus discípulos se sentarían a la mesa con él en su reino y un día juzgar a las doce tribus de Israel. Los banquetes mencionados en los evangelios, son bien simbólicos del futuro. En la revelación dada a Juan en Patmos, se vislumbran otros detalles de esta recompensa.