Predicación de Juan el Bautista, Lc 3:1-20 (Mt. 3.1-12; Mr. 1.1-8; Jn. 1.19-28) 

Lc 3:10-14 “Y la gente le preguntaba, diciendo: Entonces, ¿qué haremos? Y respondiendo, les dijo: El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo. Vinieron también unos publicanos para ser bautizados, y le dijeron: Maestro, ¿qué haremos? Él les dijo: No exijáis más de lo que os está ordenado. También le preguntaron unos soldados, diciendo: Y nosotros, ¿qué haremos? Y les dijo: No hagáis extorsión a nadie, ni calumniéis; y contentaos con vuestro salario.” 

Cuando las personas son confrontadas por la palabra de Dios y en el poder del Espíritu Santo, como fue el caso de los asistentes a la campaña masiva de Juan el Bautista, los resultados son palpables y por supuesto que hay respuestas positivas. “Y la gente le preguntaba, diciendo: Entonces, ¿qué haremos?”, para responder a esta pregunta crucial Juan les pone algunos ejemplos de cambio de vida.

A tres estratos sociales les comparte posibles cambios en sus vidas: a los ricos, a los publicanos y a un grupo de soldados, las élites de poder y de autoridad presentes son confrontadas por este mensajero del Señor. Si empezaban a hacer pequeñas acciones como la de dar una túnica al que no tenía ninguna, si no ponían cargas pesadas sobre sus discípulos y si renunciaban al soborno, esto sería testimonio suficiente para mostrar un verdadero cambio en sus vidas y que no estaban acudiendo a una ceremonia de bautismo sólo porque querían cumplir un rito religioso, ni porque Juan era el predicador de moda del momento; al contrario, esas acciones mostrarían genuinos frutos del arrepentimiento.