Predicación de Juan el Bautista, Lc 3:1-20 (Mt. 3.1-12; Mr. 1.1-8; Jn. 1.19-28) 

Lc 3:7-9 “Y decía a las multitudes que salían para ser bautizadas por él: ¡Oh generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no comencéis a decir dentro de vosotros mismos: Tenemos a Abraham por padre; porque os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras. Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto se corta y se echa en el fuego.” 

Cuatrocientos años habían pasado desde que una voz proveniente del cielo se había dejado escuchar entre el pueblo. Ahora, la confrontación con el pecado de la nación llegó desde el desierto con un mensaje por demás directo. El profeta marca un antes y un después con su ministerio en cuanto a la forma de exponer el mensaje divino. A partir del ministerio de Juan el Bautista se puede ver el cambio en la dinámica de hacer el trabajo en la obra de Dios, todo es novedad en él, su vestimenta, su comida y sobre todo, su mensaje lleno de la pasión que todo predicador debe tener.

Para Meditar: El mensaje del evangelio inevitablemente debe producir cambio en las vidas de los oyentes; algo menos que eso se puede etiquetar sólo como un discurso humano, sin el respaldo divino y de su Espíritu Santo.

En la predicación de Juan el Bautista se pueden encontrar varios elementos:
• Es un mensaje confrontante.
• Es un mensaje totalmente bíblico pues tiene su base en la profecía de Isaías.
• Es un mensaje que demanda un cambio radical en las vidas de los oyentes.
• Es un mensaje que previene del juicio venidero.