La pesca milagrosa, Lc 5: 1-11 (Mt 4:18-22; Mr 1:16-20)  

Lc 5:6-8 “Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía. Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían”. 

Literalmente las redes empezaron a romperse, dando a entender que algunos hilos comenzaban a dar de sí por la gran cantidad de peces. Esta demostración de que Jesús sabia más de pesca que Pedro, junto al gran obsequio de pescado que compensaba con creces el inútil esfuerzo de la noche anterior, hizo que el discípulo se contemplara así mismo bajo una nueva luz en contraste con Jesús, cuya deidad se hacía evidente por el extraordinario milagro.

Pedro se dio cuenta de que era pecador y se sintió indigno de tener a Jesús junto a él.

Para meditar: Esto es un notable ejemplo de la generosidad abundante del Señor hacia nosotros cuando confiamos en su palabra. “Cuando da, da sin restricción. El da y da y sigue dando”. Véase Mt 14:20-21; 15:37-38; Juan 1:16. Comentario al nuevo testamento, William Hendriksen libros desafío.

Nota doctrinal: La omnisciencia de Jesús. No se puede negar que aun en su peregrinación terrenal, en conformidad con su naturaleza divina Jesús era omnisciente. (Mt 17:21; Lc 5: 22; Jn 2: 25).