La hija de Jairo, y la mujer que tocó el manto de Jesús, Lc 8:40-56 (Mt 9:18–26; Mr 5:21–43)  

Lc 8:45-46 “Entonces Jesús dijo: ¿Quién es el que me ha tocado? Y negando todos, dijo Pedro y los que con él estaban: Maestro, la multitud te aprieta y oprime, y dices: ¿Quién es el que me ha tocado? 46 Pero Jesús dijo: Alguien me ha tocado; porque yo he conocido que ha salido poder de mí.” 

El Señor todo lo sabe. Sin embargo él quería dar la sanidad completa a la mujer, puesto que para que la enferma estuviera bien, no solo debía recuperar su salud, sino su posición en la sociedad y en la sinagoga. ¿Quién me ha tocado? Pregunta absurda para el sanguíneo Pedro, de lengua y pensamiento rápido. Con tono fastidiado y hasta condescendiente con su Señor pretende aclarar lo que no sabe: ¿Maestro, la multitud te aprieta y oprime” y pretendes conocer a cada uno de los que te han tocado? Marcos 5:30 añade que el Señor sabía que no le tocaron a él, sino a sus vestidos. Jesús sabía que había salido poder de él, aunque fuera de los hilos de su manto. Se puede observar su mirada escudriñando a todos frente al repentino silencio de la multitud. Se puede sentir el latir del corazón ya fuerte y sano de la mujer, temblar más acelerado pues sabía que ella había hecho algo malo, sin el consentimiento del Salvador. (ver nota en Mr 5:27,28)