Institución de la Cena del Señor (Mt 26:17-29; Lc 22:7-23; Jn 13:21-30; 1 Co 11:23-26) 

Mr 14:17-21 “17 Y cuando llegó la noche, vino él con los doce. 18 Y cuando se sentaron a la mesa, mientras comían, dijo Jesús: De cierto os digo que uno de vosotros, que come conmigo, me va a entregar. 19 Entonces ellos comenzaron a entristecerse, y a decirle uno por uno: ¿Seré yo? Y el otro: ¿Seré yo? 20 El, respondiendo, les dijo: Es uno de los doce, el que moja conmigo en el plato. 21 A la verdad el Hijo del Hombre va, según está escrito de él, mas !ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido” 

Al caer la noche finalmente se había llegado la hora de celebrar la pascua. Marcos dijo que estaban los doce, lo que indica que Judas Iscariote estaba presente aún. Además de Marcos, también Mateo dijo que mientras comían (Mt 26:21) Jesús les anunció que uno de ellos lo entregaría para ser arrestado; por lo que de manera instantánea todos empezaron a murmurar al desconocer quién sería el traidor. La frase “¿Seré yo?” en griego significa realmente “No soy yo, ¿verdad?3, que indica la preocupación y la tristeza de sus discípulos ante esta penosa situación. En esta ocasión, Jesús solo se limitó a decir que uno de ellos seria quien lo entregaría “Es uno de los doce, el que moja conmigo en el plato” (v.20) y también agregó su sentir sobre quien lo entregaría (V.21). El “¡ay!” denota una expresión de pesar y profunda tristeza sobre alguien que va camino a la ruina. Jesús sabía que el sería arrestado para ser sacrificado, pero sintió pena y dolor por quien se había prestado para entregarlo. Luego Judas dejó el aposento después de la comida, y no alcanzo a participar de la santa cena (Jn 13:30).

Nota doctrinal: Judas estuvo presente en el aposento con Jesús. Comió y convivio con los demás discípulos celebrando la fiesta. Pero, su corazón estaba lleno de avaricia, su pensamiento se había llenado de maldad y lo que buscaba era entregar a Jesús por dinero. Y por esa razón no alcanzo a participar del pan y del vino. Lo que nos enseña que solo los creyentes y que gozan una relación personal con Jesús deben participar de este acto, y no aquellos que no pueden discernir el verdadero sentido de esta comunión (1 Cor 11:26-29).

3 Craig S. Keener, Comentario del Contexto Cultural, Editorial Mundo Hispano.