La resurrección, Mr 16:1-8 (Mt 28:1-10; Lc 24:1-12; Jn 20:1-10) 

Mr 16:2-4 “Y muy de mañana, el primer día de la semana, vinieron al sepulcro, ya salido el sol. Pero decían entre sí: ¿Quién nos removerá la piedra de la entrada del sepulcro? Pero cuando miraron, vieron removida la piedra, que era muy grande”. 

Nota doctrinal: “El primer día de la semana”, una vez más se da por sentado que el domingo fue el día en que resucitó el Señor. Desde entonces para la Iglesia se convirtió en el día de adoración a Jesucristo, conmemorando su victoria sobre la muerte. Como se sabe, el sábado era el día de reposo para los judíos y también día de adoración y meditación. Los primeros cristianos fueron judíos y siguieron guardando el Shabat o sábado, pero simultáneamente se reunían el domingo, que se comenzó a llamar “el día del Señor”, para celebrar la resurrección de Jesús, partiendo el pan.

A medida que la iglesia se fue haciendo más gentil, la práctica de guardar el sábado se fue quedando atrás y el domingo se fue tornando en día de adoración y en día de descanso.

Para meditar: ahora en Cristo, debemos adorar, servir y obedecer al Señor todos los días de la semana y todos los días del año. Nos congregamos en domingo puesto que ese día resucitó nuestro Salvador, Dios y Señor.

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“¿Quién nos removerá la piedra de la entrada del sepulcro?”, las mujeres se preguntaban. Por lo descrito en la Biblia, ésta era muy grande y pesada. Además de esta medida de seguridad, había un sello sobre la entrada de la tumba y una guardia de soldados romanos que evitarían que el cuerpo del Señor fuera robado por sus discípulos, falseando así una resurrección (Mateo 27:63-66).

Nota doctrinal: Con este relato, el evangelista derrumba los falsos argumentos de quienes niegan el milagro de la resurrección del Señor. Algunos enemigos del evangelio insinúan que Jesús no murió, sino que sólo se desmayó o fingió su muerte para después abandonar la tumba y decirse resucitado. ¿Cómo un hombre azotado y molido por los golpes, como lo fue nuestro Señor, podría mover una piedra que tres mujeres se sintieron imposibilitadas de hacerlo?

A medida que la iglesia se fue haciendo más gentil, la práctica de guardar el sábado se fue quedando atrás y el domingo se fue tornando en día de adoración y en día de descanso.

Para meditar: María Magdalena, María la madre de Jacobo y Salomé querían servir al Señor. Ellas deseaban ungir a Jesucristo para honrar su muerte. Sacrificaron tiempo, esfuerzos y recursos en su misión exponiendo su vida en amor a Jesús. Una roca enorme las separaba de la cercanía a su Maestro y su deseo de servirlo. No detuvieron sus pasos, siguieron adelante y cuando llegaron, Dios movió la piedra por ellas. Así en el camino del Señor, encontramos obstáculos que parecen impedir nuestro servicio al Resucitado, pero caminando en fe Dios moverá montañas por nosotros.
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