Mr 2:25-26 “Pero él les dijo: ¿Nunca leísteis lo que hizo David cuando tuvo necesidad, y sintió hambre, él y los que con él estaban; cómo entró en la casa de Dios, siendo Abiatar sumo sacerdote, y comió de los panes de la proposición, de los cuales no es lícito comer sino a los sacerdotes, y aun dio a los que con él estaban?”. 

Es en ese contexto de controversia interpretativa que aparece el maestro de maestros para dar una clase de hermenéutica avanzada. En primer lugar establece un parámetro en la misma Palabra Sagrada, para recordar que siempre es la Biblia y no nuestras tradiciones el punto de partida y base de nuestras doctrinas.

La historia que Jesús toma está narrada en 1 Samuel 21:1-6. Con ella, él establece la necesidad presente (el hambre de David y sus compañeros; así como las circunstancias que los llevaron a esta situación), y las compara con la necesidad de los discípulos, quienes por el ritmo de trabajo de Jesús tan visible en el evangelio de Marcos, seguramente en más de una ocasión no comían a las horas y formas adecuadas, lo cual incluye la posibilidad de que un día antes no pudieran preparar los alimentos para el día de reposo.

Jesús usa la misma palabra que los fariseos “lícito” para recalcar su enseñanza: Suplir la necesidad presente es más lícito que cumplir tradiciones y costumbres que le quitan al hombre su humanidad.