Jesús sana a un paralítico, Mr 2:1-12
(Mt 9.1-8; Lc 5.17-26) 

Mr 2:8 “Y conociendo luego Jesús en su espíritu que cavilaban de esta manera dentro de sí mismos, les dijo: ¿por qué caviláis así en vuestros corazones?”. 

Aunque los escribas no externaron sus pensamientos, Jesús, que conoce los corazones, les declaró lo que había en ellos: un rechazo, un juicio equivocado, una arrogancia que siempre les impidió reconocer la divinidad de Cristo. Sin duda, revelando sus cavilaciones y con el milagro que a continuación verían, Jesús les estaba brindando la oportunidad de arrepentirse, porque su gracia es suficiente y perdonadora, “porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él” (Jn 3:17).