Jesús sana a un paralítico, Mr 2:1-12
(Mt 9.1-8; Lc 5.17-26) 

Mr 2:9-11 “¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: Levántate, toma tu lecho y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa.”. 

La acción de perdonar pecados y sanar enfermedades usando sólo la palabra, son igualmente imposibles para todo ser humano. Jesús hace esta pregunta sabiendo que no habría una respuesta. Acto seguido, su deidad y su poder legal ante los hombres y ante Dios para sanar enfermos y perdonar pecados se hace manifiesta ante toda aquella multitud. Cuando el paralítico escucha esas palabras todo su cuerpo cobró fuerza en obediencia a la voz del Hijo del Hombre.

“Hijo del Hombre”. Jesús usó este término unas ochenta veces en los evangelios para referirse a sí mismo, su significado no se conoce bien; pero Esteban cuando estaba a punto de morir pudo ver a Jesús a la diestra de Dios y se refirió a él como “el Hijo del Hombre” (Hch7:56), Así mismo Juan, al mirar a Cristo en su visión apocalíptica lo llama “el Hijo del Hombre” (Ap 1:13; 14:14). Esto demuestra la cercanía y el conocimiento que ambos tuvieron del maestro.