Nada oculto que no haya de ser manifestado, (Lc 8:16-18) 

Mr 4:21-23 “También les dijo: ¿Acaso se trae la luz para ponerla debajo del almud, o debajo de la cama? ¿No es para ponerla en el candelero? Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de salir a luz. Si alguno tiene oídos para oír, oiga”. 

En esta sección del verso 21 hasta el verso 24 Jesús habla sobre la importancia de escuchar atentamente la Palabra de Dios. Al hacer estas preguntas, revela que no vino para esconder la luz, sino para revelarla y la gente pudiera entender su enseñanza. De otra manera, no se hubieran admirado de su doctrina (1:21). Lucas menciona que la luz sirve para que vean los que entran a la casa (Lc 8:16) a diferencia de Mateo que dice que es para que alumbre a los que están en casa (Mt 5:15). Esto no es una contradicción, sino un complemento ya que Marcos no menciona nada al respecto. ¡Gloria a Dios, porque ahora a través de las Escrituras en conjunto se puede entender lo que en otros tiempos estuvo velado!

Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado. Esta ilustración de la vida cotidiana tenía un mensaje espiritual, que los discípulos a su tiempo pondrían en práctica. La luz que ahora alumbraba su vida tendría que alumbrar a los que los rodeaban, no callar las cosas que habían visto y oído, sino decirlas, predicarlas, proclamarlas desde las azoteas (Mt 10:27).

Un Almud era una medida de capacidad, usada, especialmente para granos, en la que cabían 8.7 litros. Por lo tanto, el almud viene ser una vasija (Lc 8:16) que se usa para medir trigo y otros granos,

Nota histórica: En la época del Señor Jesucristo, la luz era una vasija pequeña llena de aceite con una mecha encendida, que a la hora de dormir ponían debajo del almud o debajo del sofá para comer.

Nota doctrinal: Cristo es la luz del mundo (Jn 8:12), sin embargo, en este contexto se refiere a que los creyentes son los que debemos reflejar la luz de Cristo a través de sus buenas obras y de un testimonio irreprensible y sencillo para que sea glorificado el nombre de Dios. (Mt 5:14-16; Ef 5:8,9; Fil 2:15) La luz del creyente alumbra a los que están en la casa y a los que entran en la casa, como una lumbrera para los que aún no encuentran el camino.