Jesús sana a un muchacho endemoniado, Mr 9: 14-29 

Mr 9:19-20 “Y respondiendo él, les dijo: ¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo. Y se lo trajeron; y cuando el espíritu vio a Jesús, sacudió con violencia al muchacho, quien cayendo en tierra se revolcaba, echando espumarajos.”  

La discusión anterior con los escribas era por causa del muchacho endemoniado que es traído por su padre a los discípulos, al cual ellos no pudieron sanar. Los escribas hasta ese momento eran absolutamente hostiles. Ya habían acusado a Jesús de estar poseído, y así explicaban su capacidad para expulsar demonios (3:22); y ahora, están censurando a los discípulos por su incapacidad de expulsar al demonio del muchacho.

En este momento el Maestro reprende duramente a sus discípulos por la poca confianza en la enseñanza expuesta hasta ese momento. La rudeza de la exhortación es debida a que los discípulos deben ser el reflejo del maestro. Por lo tanto, estaba en tela de juicio ante la multitud, además del padre con su hijo endemoniado y los escribas críticos, el mensaje de salvación lleno de esperanza traído al mundo caído por Jesús.