El maestro continúa su enseñanza a los discípulos en la casa de Capernaum, ahora, les advierte contra la posibilidad de que, por la conducta de uno de ellos siendo servidor de todos, de manera intencional peque, y debido a esto uno de los que han nacido de nuevo renuncie al evangelio y se pierda apostatando del evangelio. Sería mejor que tal hombre se rodeara el cuello una soga y al extremo una rueda de molino de asno (piedra que era cargada por dos hombres) y se precipitase al mar. Mateo 18:6