El verbo “piense” (griego: me gar oiestho) da la idea de una decisión subjetiva, que podría traducirse como “suponer”. Santiago explica que quien se comporte como la ola del mar, “quien tal haga”, en cuanto a su fe, no suponga que al orar a Dios recibirá algo. La TLA dice: “La gente que no es confiable ni capaz de tomar buenas decisiones no recibirá nada del Señor”. En su carta, dos veces, el apóstol Santiago hace alusión a las personas de “doble ánimo” (1:8; 4.8). Esta expresión significa: dos almas. En el interior del “hombre de doble ánimo”, “las dos almas” se encuentran en constante lucha. Una, queriendo seguir a Dios y la otra, buscando saciar los apetitos propios de la humanidad caída. El resultado de esta lucha interna se refleja en el estilo de vida de tal hombre. El apóstol le llama “inconstante” (griego: akatástos) que significa carente de fundamentos. Es indispensable que el creyente en Cristo sea una “nueva criatura” (2 Co 5:17) y edifique su vida sobre la roca (Mt 7: 21-27), de tal forma que cuando lleguen las adversidades, pueda resistirlas, pues su fe tiene fundamentos sólidos. .