“No ha elegido Dios a los pobres de este mundo…” El apóstol Pablo habla en estos mismos términos cuando aclara que la fe es más aceptada por aquellos que viven en circunstancias más adversas (1 Co. 1:26). Por su parte Pedro refiere que, “la bendita presciencia del Señor”, es la que selecciona al creyente de entre todos los hombres (1 P 1:2). Este mismo tema ya fue tratado directamente por “el caudillo libertador”, refiriéndose a la posición de todos los creyentes como “pueblo santo, escogido por Dios” (Dt. 7:6).

“…para que sean ricos en fe…” Pablo complementa a Santiago, refiriéndose al valor de las buenas acciones dentro de la vida de los creyentes como la verdadera riqueza que galardona la vida de los santos, que ni siquiera el oro puede comprar (1 Tim 6: 17,18). Esta enseñanza es una paráfrasis de las palabras del Santo Maestro, quien no valora como lo más importante los bienes materiales, sino al que “es rico para con Dios” (Lc 12:21).

“…y herederos del reino que ha prometido a los que le aman”, es peculiar que la terminología escatológica se nutra por la relación filial, entre hermanos. El apóstol Juan hace una referencia, en el Apocalipsis, a las palabra de Jesús, que no se encuentran en los evangelios, pero que son una “piedra angular” para los creyentes: “al que venciere , le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en mi trono” (Ap. 3:21).