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5:13-16ª “¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas. ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados. Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados.”


Nota doctrinal:

En este pasaje se menciona uno de los cuatro puntos cardinales que las Asambleas de Dios y las iglesias pentecostales, de todas las denominaciones creen firmemente.

A pesar de las diversas situaciones económicas y sociales que vivía la iglesia primitiva en Jerusalén y en todos los lugares por donde se extendió, algo que les caracterizaba era el gozo y la paz que reflejaban en su vida diaria. El autor utiliza aquí una serie de preguntas para reafirmar lo que ya saben. La iglesia feliz que en todo momento canta la gloria de Dios, la victoria de Jesús en la cruz del calvario, la esperanza del día alegre cuando Cristo volverá. Al vivir en el Espíritu el corazón tiene gozo y paz fruto del Espíritu Santo que se unen con la paciencia y la fe aquí descritos.

Además de ser una iglesia cantarina, era una iglesia sanadora. Siguiendo prácticas del AT, los ancianos que iban surgiendo en la iglesia primitiva, recibieron lecciones de Santiago, en ésta que se cree fue la primera Epístola, de cómo proceder: ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor.

Aunque el aceite de oliva tiene atributos curativos no se utilizaba con ese fin, en la parábola del Buen Samaritano, Jesús narra como éste aplicó aceite en las heridas del hombre que ayudó (Lc 10:34). El propósito de Santiago no era decir que el aceite era curativo, pues aunque es terapéutico no cura todas las enfermedades, tampoco quiere decir que el aceite es más que la oración. En estos versículos se señala que el ungimiento y la oración, eran para restaurar al enfermo. Los ancianos de la iglesia, hombres de fe y oración, eran los comisionados para este ministerio. Hace recordar lo dicho en el Salmo 23:5 “Unges mi cabeza con aceite...”

Santiago es enfático al decir “la oración de fe salvará al enfermo” y no el aceite el que iba a obrar, sino “el Señor lo levantará”. En este contexto la oración es el tema imperativo:
“haga oración” v.13,
“oren por él” v 14,
“la oración” v 15,
“orad unos por otros” “oración eficaz” v 16,
“Elías ...oró” v 17.

La oración debe hacerse de forma personal, íntegra, con fe y persistencia, también debe hacerse entre hermanos y siguiendo el ejemplo de perseverancia del profeta Elías. En el Antiguo Testamento se ungía a las personas para separarlas o identificarlas en algún sentido con Dios. Jacob derramó aceite sobre una piedra como señal que el lugar era casa de Dios (Gn 28:18) Cuando Jacob derramó el aceite no era para sanarla, sino como un ceremonial que mas tarde usarían sacerdotes, profetas y reyes. Esto simbolizaba su dedicación o identificación con Dios.
Los doce discípulos de Jesús ungían con aceite a muchos enfermos (Mr 6:13) siempre como un simbolismo del poder milagroso y sanador de Dios.
Los judíos creían que las enfermedades eran consecuencia del pecado, y desde luego que sí, que hay muchas enfermedades que tienen su raíz en el odio y resentimiento; otras en los vicios, otras en las orgías, y el vivir desordenadamente. El confesar sus pecados y reconciliarse con el prójimo trae salud al alma y al cuerpo, además de producir paz y salud. Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados.”

La mala interpretación del texto derivó en la práctica de la iglesia popular, de pedir que la gente confiese sus pecados a un sacerdote. Aquí debe precisamente tomarse como la acción del enfermo confiesa sus pecados a Dios: “Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados. Jesús le dijo al paralítico tus pecados te son perdonados trayendo como consecuencia la sanidad del hombre (Mt 9:2). Solo Jesús tiene potestad de perdonar pecados y sanar al enfermo.

Nota Doctrinal

La Biblia enseña la doctrina de la sanidad divina. Nuestra declaración de fe dice: “Creemos en la sanidad divina fisica, mental y espiritual por el poder de Dios y su palabra, en base a la muerte expiatoria de Cristo. Sal 107:20; Is 53:4-5; 1 P 2:24. Es promesa y privilegio para todos los creyentes y se recibe por la fe en el Señor Jesucristo”. (Constitución Eclesiástica de las Asambleas de Dios. (2019)

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