El cierre de esta carta es con broche de oro. El escritor no termina la Carta enviando saludos. Culmina con un consejo edificante, que se puede decir es uno de los más importantes del Nuevo Testamento.

Suaviza sus palabras anteponiendo a quién se dirige “hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad”, con familiaridad, aconsejando como un hermano. Vincula este versículo final con los anteriores hablando del pecado y la confesión, pensando en los creyentes cuya fe se ha enfriado o se ha desviado de la verdad.

En esta epístola hay varias advertencias y directivas, con el fin de corregir al hermano que se encuentra en peligro de perderse, rescatarlo antes de que sea demasiado tarde. ¿Qué se puede hacer para salvar al pecador del error de su camino?
• Orar unos por otros (5:16)
• Tener una actitud de amor. El amor cubrirá todas las faltas (Pr 10:12)
• Seguir la verdad en amor. (Ef 4:15)
• Confesión honesta de pecados, para esperar limpieza de parte de Dios (Ef 4:24)

El interés del Apóstol es práctico y pastoral, buscar al extraviado. Jesús mencionó la parábola de la oveja perdida, (Mt 18:10); la parábola de la moneda perdida y la parábola del hijo pródigo (Lc 15:1-32), ilustrando la importancia de ir a buscar a aquellas personas que estaban en el redil, pero que son hijos y se han extraviado. Él no quiere que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento (2 P 3:9)

Una gran tarea para cada creyente que sirve a Dios, porque en ocasiones el creyente que anda coqueteando con el mundo, se cuida que el pastor o los líderes de su iglesia no lo vean, pero de sus amigos o familiares no se escapa de que se den cuenta y son ellos los encargados de exhortarle con amor, de orar, e insistirle en volverse.

“sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados.”. Desde luego de los pecados de esa persona, no de quien lo hizo volverse. Comentario importante para no dar lugar aun pensamiento de salvación por obras.