Jesús anda sobre el mar
Mateo 14:22-24 “En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud. 23 Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo. 24 Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario”.

Jesús envió a sus discípulos a pasar a la otra orilla del lago, anochecía, es decir, era avanzada la tarde; sin embargo, para la cuarta vigilia, o sea entre las tres y las seis de la mañana, ellos seguían batallando en el mar. Llevaban toda la noche intentando llegar a la otra orilla. Cabe decir que se trata de un pequeño mar de unos 20 kilómetros de longitud y 12 km en su parte más ancha, de manera que no tendrían que tardar tantas horas en cruzarlo. Pero les resultó difícil hacerlo por causa del fuerte viento y de las olas que golpeaban su barca. Debían estar agotados, aparte de las inclemencias del clima, ese día fue agotador, ¡habían alimentado a miles de personas! También estarían agobiados, generalmente Jesús le decía qué hacer, les daba dirección en todo, pero ahora él no estaba, iban por su cuenta, y con ese clima tan horrible. Quizá pensaban, por qué los dejaría solos. Si él estuviera ahí podría calmar la tormenta.

La Escritura también dice que Jesús se quedó a despedir a la multitud y después subió al monte a orar “Y viéndoles remar con gran fatiga” (Mr. 6:48); es decir, sabía por lo que pasaban sus discípulos, y aparentemente fue indiferente ante la situación que atravesaban y deliberadamente no acudió en su auxilio.

Para Meditar: De aquí debemos aprender una importante lección que Jesús da a sus discípulos: Primero. Lo limitados que son nuestros recursos. Segundo. Las crisis nos rompen o nos fortalecen. Tercero. Dios siempre está dispuesto a acudir en nuestra ayuda en el momento perfecto, no cuando queremos, sino en el tiempo exacto, de manera que saquemos el mejor provecho de la situación que estamos viviendo.