La confesión de Pedro (Mr. 8.27-30; Lc 9.18-21)

Mateo 16:13-20 “Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.  Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.  Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos. Entonces mandó a sus discípulos que a nadie dijesen que él era Jesús el Cristo”. 

El señor Jesucristo levantó una encuesta entre sus discípulos, los encuestados eran sólo doce personas y la muestra la constituían las multitudes que seguían a Jesús. La pregunta es sencilla: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?” Opción 1: Juan el Bautista, opción 2 Elías, opción 3 Jeremías, opción 4 otros. Uno de los discípulos “escondió” la respuesta, se llamaba Simón Pedro, él respondió con una de las declaraciones más famosas de la biblia: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”. Como consecuencia de este reconocimiento de Pedro, Jesús le concede otra afirmación: “… tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia…”. Podríamos pensar que esta delegación de autoridad es un privilegio y lo es, pero también tiene un enorme peso de responsabilidad para Pedro y sus condiscípulos.

Nota Doctrinal: La creencia general de los judíos era que Elías vendría antes del advenimiento del Mesías: “He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición” (Mal 4:5-6). De ahí la respuesta derivada de lo que habían escuchado: unos dicen que eres Elías. También asociaron a Cristo con Jeremías u otros profetas por la fuerza de su mensaje.

La expresión Hijo del Hombre tiene una connotación profética y lo remite a la visión de Daniel donde dice: “Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido” (Dn 7:13-14). Hijo de Hombre es un título mesiánico.

La otra versión tiene que ver con la humanidad de Cristo, él era verdaderamente humano, el paralelo de Jesús en el AT es el profeta Ezequiel al cual Dios le llama innumerables veces “hijo de hombre”, dándole el carácter exclusivo de humano. Sin embargo, Jesucristo fue totalmente Dios (Jn 1:1) y también fue cien por ciento humano (Jn 1:14).

Texto Controversial: He aquí el juego de palabras que Jesús usa y del cual se han derivado muchas interpretaciones: “Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”.

¿Está Cristo diciendo que Pedro sería el fundador de una iglesia universal? ¿Estaría Jesús con estas palabras abdicando a favor de Pedro para que este fuera la cabeza de esta iglesia mundial?, bueno, algunas personas después de haber escudriñado las sagradas escrituras parece ser que han llegado a responder estas preguntas con un rotundo sí. Sin duda que es respetable tal interpretación pero no es compartida por el consenso general evangélico e intelectual a nivel internacional. Toda vez que de acuerdo a la metodología de interpretación de la palabra de Dios, llamado gramático-histórica, no resiste el rigor de una exégesis exacta para llegar a tales conclusiones.

Pedro…roca. Como lo expresa un autor: “Esto es un juego de palabras, ya que Pedro en griego es pétros (masculino) y significa “una piedra”, en tanto que roca en griego es pétra (femenino) y significa “yacimiento de piedras”, o “roca grande.” Jesús no dijo que Pedro es la roca sobre la cual la iglesia está construida, sino que Pedro, junto con los demás apóstoles, son piedras extraídas de la veta, la cual es Cristo”.1 Por eso la palabra también dice: “Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo” (1 Co 3:11).

Si bien los apóstoles fueron los pioneros y los que pusieron el fundamento de la iglesia y la doctrina, pero la piedra angular de todo el edificio llamada iglesia es Jesucristo: “edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo,” (Ef 2:20). También la palabra de Dios dice de Jesucristo que es la roca: “como está escrito: He aquí pongo en Sion piedra de tropiezo y roca de caída; Y el que creyere en él, no será avergonzado” (Ro 9:33) y “Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo” ( 1 Co 3:11).

Las llaves del reino. El profeta Isaías simboliza las llaves como un acceso a una autoridad “Y pondré la llave de la casa de David sobre su hombro; y abrirá, y nadie cerrará; cerrará, y nadie abrirá” (Is 22:22). Así mismo Mateo da a conocer el acceso a un conocimiento: “Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen. Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron” (Mt 13:16-17).

Como realmente sucedió, Pedro y los apóstoles tuvieron esa capacidad de abrir esa puerta del evangelio a judíos y gentiles después del advenimiento del Espíritu Santo en la fiesta de pentecostés (Hch 2, 10:1, 11:18, 14:27, 15:7, 14)

“Entonces mandó a sus discípulos que a nadie dijesen que él era Jesús el Cristo.”


La cruz era inminente, por estrategia Jesús ordena guardar el secreto respecto a la información privilegiada que acababan de recibir. La presión social y religiosa iba en aumento, los intentos de tomarle por la fuerza y proclamarle rey estaba latente, empezar a comunicar a las multitudes que Cristo era el Mesías crearía un clima político contrario al propósito de redención que Dios quería cumplir por amor a la raza humana.

1Hernández, E. A., & Lockman Foundation (La Habra, C. (2003). Biblia de estudio: LBLA. (Mt 16.18). La Habra, CA: Editorial Fundación, Casa Editorial para La Fundación Bíblica Lockman.