Nota Sociológica: En el siglo XX vivió un teólogo llamado Rudolf Bultmann (1884-1976), su tesis fundamental fue desmitologizar la Biblia como una condición necesaria para llegar a una comprensión racional del evangelio quitándole toda la narrativa de los milagros descritos en él.
El pasaje que nos ocupa es la antítesis de lo que enseñaba este “teólogo” alemán, es la descripción vívida del proceso del nacimiento de Jesucristo milagro tras milagro: 1. La concepción del niño Jesús por obra del Espíritu Santo, 2. La decisión de su marido José para no denigrarla, 3. La visión en sueños del ángel del Señor indicándole lo que debía hacer y el propósito divino del nacimiento de niño Jesús, 4. La obediencia de José y cuidado posterior de su esposa María para no tener relaciones sexuales con ella hasta después de que naciera el niño Jesús.
Lo anterior describe pues, el proceso puntual y milagroso para llevar a cabo el propósito de redención de la humanidad a través del cumplimiento de las profecías del AT.
Nota Histórica: Las profecías cumplidas en la vida y obra del Señor Jesucristo son una constante en su paso por este mundo. Mateo al declarar que “el nacimiento de Jesucristo fue así…” está marcando un hecho histórico irrefutable de la venida a este mundo del salvador de la humanidad, que ocurrió de una determinada manera y en un contexto específico.
Nota Doctrinal:: Está definiendo la humanidad de Jesucristo al narrar que nació directamente de María y que es una obra soberana totalmente milagrosa del Espíritu Santo, sin intervención del padre adoptivo de Jesús.
Para Meditar:: José conocedor de lo que la Ley establecía para un caso de infidelidad durante las nupcias, (Dt 22.23) sin duda que estaba en una profunda confusión, pues no conocía los hechos a cabalidad. La narrativa bíblica nos dice que era un hombre justo, es decir, recto, benigno, misericordioso. Son los mismos adjetivos para calificar a Zacarías, Elizabeth y Simeón (Lc 1.6; 2.25). Sin embargo, - y aquí está la enseñanza para nosotros-, dice la palabra de Dios que renunció a denunciar el hecho públicamente, sin duda por ser un creyente de principios que no estaba dispuesto a dañar a su esposa. El apóstol Pablo nos exhorta: “¿Por qué no sufrís más bien el agravio? ¿Por qué no sufrís más bien el ser defraudados?” (1 Co 6.7) esto tiene que ver con perdonar la falta o el agravio y no divulgar la falta del ofensor, acción que, sin duda, José llevó a cabo.