MATEO CAPITULO 24

Jesús predice la destrucción del templo, Mt 24: 1,2
Mateo 24:1-2 “Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle los edificios del templo. 2Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada”.

Este pasaje tiene contenido escatológico, muestra los eventos de los últimos tiempos, aunque no se marca con claridad cuando termina uno y comienza el siguiente, sin embargo, el propósito del Señor se cumple al alertar a sus discípulos para que estén preparados y enfrentar las situaciones venideras, tres grandes temas son los que se tratan, la destrucción de Jerusalén y la segunda venida del Hijo de Dios, aunado a esto el Señor advierte a sus discípulos sobre los falsos profetas para que estuvieran atentos y no fueran engañados.

Los discípulos del Señor, como judíos que eran, reconocían que el templo era un gran tesoro tanto en su arquitectura como por la carga simbólica que representaba, es por esto que comenzaron a mostrarle los edificios a Jesús esperando tal vez impresionarle, pero Él sin duda, les sacudió con la afirmación que este lugar sería destruido.

Nota Histórica: El templo era un lugar de suma importante para los judíos, estaba construido sobre el monte Moriah, muchos piensan que este lugar tiene antecedentes significativos, que fue ahí donde a Abraham se le pidió sacrificar a Isaac (Gn. 22:2), sin embargo existen opiniones contrarias que dicen que para llegar a él no se requerían los tres días de camino que hizo Abraham, pero es en ese lugar donde el templo tuvo sus dos épocas de gloria.

El primer templo fue el que construyó Salomón ( 1 R: 6-8) aproximadamente en el año 950 a. de J.C, el cual fue destruido en el año 587 a. de J.C por los babilonios. Este templo contaba con toda la opulencia y lujos, estaba formado por el lugar santo, el lugar santísimo, contaba con un vestíbulo antes del lugar santísimo y a los lados habitaciones para los funcionarios del templo, alrededor del templo estaba el atrio, y el atrio exterior.

En cuanto al segundo templo, fue profetizada su reconstrucción por el profeta Ezequiel 14 años después de que había sido destruido, y la obra quedó bajo la dirección de Zorobabel siendo terminado en los tiempos del rey Darío en 515 a, de J.C. (Esd. 2:68-6:2). Este templo fue muy inferior en majestuosidad al de Salomón, ya que por la pobreza de los nuevos habitantes de Jerusalén no hubo recursos para adornarlo con tanto lujo, la distribución era fundamentalmente la misma, solo que el lugar santísimo estaba vacío ya que el arca del pacto había sido destruida por ejércitos babilonios, según el historiador Flavio Josefo, y en el lugar santo en lugar de diez candeleros solo había uno.

En este segundo templo es donde se cumple la profecía de Daniel (Dn 8.12-14; 9.27; 10.31) y donde se realizó la llamada "abominación desoladora", esto es, cuando Antíoco IV Epífanes levantó un altar a Zeus olímpico y ordena que se lleven a cabo sacrificios de cerdos, todo esto en un marco de saqueo y profanación del templo, además prohibió la práctica del culto a Jehová, construyendo una fortaleza alrededor del templo y dejando ahí una guarnición.

Lo anterior provoca una reacción de los judíos con la rebelión de los macabeos a la cabeza, quienes al obtener el triunfo reconquistan el templo y comienzan la fiesta del “Hanukkah"; tiempo después fue destruida la fortaleza que estaba alrededor del templo.

Ese mismo templo fue reconstruido por Herodes el grande, ya que un general romano llamado Carso se había llevado todos los tesoros del templo, tardaron 46 años en su edificación iniciando el año 20 a.de J.C. Herodes acumuló gran cantidad de materiales para este fin y declaraba al pueblo que la obra sería grandiosa, todo se hizo tratando de cumplir las leyes y costumbres de los judíos y éste es el templo que le estaban mostrando orgullosos los discípulos a Jesús en Mateo 24.

En el año 70 se cumplieron las palabras de Jesús que no quedaría piedra sobre piedra, cuando el general romano Tito lo destruyó, quedando solo pequeños restos del muro.