Para Pensar: Aquí vemos a Jesús escoger a sus discípulos; lo normal era que los discípulos decidieran quien sería su maestro. Eso hacían los fariseos. Es interesante ver que escogió gente común y corriente, gente de pocas letras, gente ocupada en los negocios de la vida. La Palabra dice que escogió Dios lo necio del mundo para avergonzar a los sabios (I Co. 1:27). El Señor escoge a quien le place.
Ahora bien, los escoge con un fin: hacerlos “pescadores de hombres”. Aquí Jesus esboza lo que será “la gran comisión” (Mt. 28:19). Obviamente es increíblemente más difícil “pescar hombres” que peces, a estos sólo hay que sacarlos, prepararlos y ponerlos a la mesa. A los hombres se requiere amarlos, servirlos, cuidarlos, ser ejemplo para ellos, enseñarlos, guiarlos, al decir de Jesús, “dar la vida por sus amigos”.
Para Meditar: Sorprende la forma como reaccionaron los llamados: Dice: “le siguieron” ¿Cómo?: “Al instante dejaron sus redes” ¿Cómo? Radicalmente, y en el caso de Juan y Jacobo, “dejaron a su padre”.
Eso es un cambio de vida profundo, y es a lo que Jesús nos llama: Seguirlo y dejar todo por Él. Eso es lo que implica ser sus discípulos. Jesús dice que quien no deja padre y madre, casa y tierras, no es digno de Él. (Mt. 10:37). Y esto no se refiere a que tengamos que olvidar nuestros afectos hacia la familia, ni que tengamos que regalar lo que poseemos, significa que nada debe estar por encima de nuestra lealtad a Jesús. Jesús es exclusivo, no acepta que nada ni nadie le compita a nuestro corazón.