Este es un tiempo de terror mundial el cual no se ha visto ni se verá jamás. Es un acontecimiento que seguramente sucederá y el Señor Jesús menciona las señales previas para tales hechos. La señal principal es “la abominación desoladora”, de ahí se desprenden una serie de acontecimientos que servirán para dar inicio a este tiempo de aflicción, así como para dar a conocer a los creyentes su preparación y huida para enfrentarla, sufrirla y pasarla.
La duración de esta gran tribulación será de tres años y medio y el acortamiento de estos días, tiene que ver con el inicio y término del mismo. En medio de todo este caos, Dios está en el asunto e interviene solo por causa de los escogidos, porque su amor siempre está presente aun en medio de sus juicios y a pesar de la maldad del hombre.