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Jesús promete al Espíritu Santo, Jn 14:15-31 

Jn 14:20-21 "En aquel día vosotros conoceréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros. El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado de mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.

Jesús aclara que ya no existirá confusión, sino que habrá un conocimiento certero en el corazón sobre la relación entre el Hijo y el Padre, y entre el hombre y el Hijo. Es de llamar la unidad que se menciona entre Jesús y los suyos, pues se específica su reciprocidad.

Se sigue explicando la idea que inició en el versículo 15, que el amor es el ingrediente principal en este tema, y se explica cómo es ese amor. La persona que profesa este amor hacia Cristo, tiene en cuenta los mandamientos divinos y los obedece. Se observa que los verbos: tener, guardar y amar, en el griego están escritos en modo participio, que denota algo que se practica o repite continuamente, es decir que son un estilo de vida.

Tener este estilo de vida trae un triple beneficio. El primero es el privilegio de ser amado del Padre, el segundo es tener el amor del Hijo, y el tercero es experimentar la manifestación del Hijo. La verdad central de estos versículos es la experiencia de la íntima y tierna relación entre Cristo y el creyente, tan real y fuerte como la relación estrecha entre el Hijo y el Padre celestial.

Para Meditar: En la vida cristiana no solamente se necesita fe, también es fundamental tener amor hacia Dios, un amor tan sincero y fuerte al grado de obedecerle sin reservas ni condiciones, un amor que produzca en el corazón el deseo de agradar a Dios para estar con él y ser amado por él.