Selecciona otro comentario:



JUAN CAPÍTULO 19 Jesús ante Pilato, Jn 18:28-19:16.  

Jn 19:1-3 “Así que, entonces tomó Pilato a Jesús, y le azotó. Y los soldados entretejieron una corona de espinas, y la pusieron sobre su cabeza, y le vistieron con un manto de púrpura; y le decían: ¡Salve, Rey de los judíos! y le daban de bofetadas". 

Claramente la intención de Pilato fue humillar a Jesús. Consciente de su entorno político social prefería provocar el menor alboroto posible. Aun así, el sufrimiento de Jesús no fue ordinario.

Los azotes romanos no eran como los judíos que no permitían más de 39 azotes (cuarenta menos uno, Dt 25:1-3; 2 Co 11:24), en cambio, la ley romana no ponía límite a su número y utilizaban látigos especiales para provocar el mayor daño posible.

La idea de la corona y el manto es propia de los soldados más que de Pilato, pero su intento de burla no hace sino destacar a un Jesús firme, inquebrantable y decidido. Pase lo que pase él está listo para llegar al final. Cuánta vergüenza y dolor experimentarán aquellos soldados cuando vean que aquel, de quien hicieron los judíos burla como rey, es en realidad el Rey del universo entero.

Nota Histórica: El instrumento romano para los azotes era generalmente acompañado en su extremo de puntas de bronce, plomo o de huesos afilados, de forma que, al tocar la piel, entraran y, al jalar el azote, rasgaran la piel. Con el aumento de los latigazos la piel se abriría hasta el punto de exponer músculos, venas profundas y huesos.

Aunque se ha tratado de averiguar de qué planta eran las espinas que colocaron a Jesús, resulta algo complicado por el gran número de plantas que cumplen, por sus características, con los requisitos para ser las utilizadas en este caso.

El manto púrpura era utilizado por personajes de la realeza. Por ello, fue fácil conseguir uno para continuar con el escarnio.