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Jesús purifica el templo, Jn 2:13-22 (Mt 21:12-13; Mr 11:15-18; Lc 19:45-46)  

Jn 2:18-22 “Y los judíos respondieron y le dijeron: ¿Que señal nos muestras, ya que haces esto? Respondió Jesús y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. Dijeron luego los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás. Mas él hablaba del templo de su cuerpo. Por tanto, cuando resucitó de entre los muertos, sus discípulos se acordaron que había dicho esto; y creyeron la Escritura y la palabra que Jesús había dicho” 

El templo estaba lleno de gente. Los judíos a los que Juan se refería eran a las autoridades religiosas, quienes también se beneficiaban con el comercio que operaba en el templo. Pero ahora afectados por esa “purificación”, reclamaban una señal de Jesús, puesto que después de lo ocurrido entendieron que Jesús se había presentado como mesías. Para los judíos, las señales eran pruebas de un enviado de Dios (Jn 6:14). Sin embargo, estos líderes no pedían una señal para creer, si no que buscaban desacreditarlo y hacerlo quedar mal ante la concurrencia. El celo religioso de estos líderes, sus negocios afectados en la purificación y su vergüenza ante la multitud no les permitía entender todo lo que Jesús hizo.

Por lo que, ante la petición de los líderes religiosos, Jesús se refirió hacia sí mismo en forma figurativa como “este templo” (v.21); y declaró que, si era destruido, el mismo lo volvería a levantar en tres días. Juan mismo dio esta interpretación en el versículo 21 “Mas él hablaba del templo de su cuerpo”, aunque él lo comprendió plenamente junto a los demás discípulos, cuando la resurrección de su maestro (v.22).

Pero aquellos judíos no entendían, puesto que su ceguera espiritual les impedía, como en otras ocasiones, comprender las palabras de Jesús; tal como en el caso de Nicodemo, cuando no entendía sobre el nuevo nacimiento (Jn 3:4). Así que, ellos pensaban en el templo de Herodes, mientras que Jesús se estaba refiriendo a su propio cuerpo.

Nota Histórica: Como se sabe, el hermoso templo que Jesús conoció y al que le profetizó que sería destruido, y al que se le conoce como “el segundo templo” comenzó a ser construido por el año 20 a.C. y fue finalizado en 46 años y destruido por los romanos en el año 70 d.C. cuando la toma de Jerusalén,3 es decir sirvió a la adoración judía solamente por unos 90 años, a diferencia del primer templo, construido por Salomón que duró desde el 970 a.C. hasta su destrucción por Nabucodonozor en el 586 a.C.

La purificación del templo, Jesús la realizó en dos ocasiones. Al principio de su ministerio, como se narra aquí en Juan 2:13-22 en donde “echo fuera del templo a todos, y las ovejas y los bueyes; esparció las monedas de los cambistas, y volcó las mesas”. Y al final, con su último acto público, como lo narran Mateo 21:12-17; Marcos 11:15-17 y Lucas 19:45,46.

Nota Doctrinal: ¿Cuál es el significado del templo para la iglesia? Jesús se definió a sí mismo como, “este templo”. Eso quiere decir que para los cristianos en el presente tiempo, Jesús, y no el templo, constituye la bendita presencia de Dios entre su pueblo. Como lo explica Pablo en Colosenses 2:9 “Porque en Él habita corporalmente toda la plenitud de la deidad” y el escritor de Hebreos recuerda que Jesús mediante su sacrificio en la cruz, cumplió todos los sacrificios que se hacían en el templo. (Hebreos 9:1 al 10:25). Dado que la iglesia es su cuerpo, a la congregación de creyentes se le denomina “el templo de Dios” donde mora Cristo y su Espíritu (1 Cor 3:16; 2Cor 6:16;Ef 2:21,22). Es más, cada creyente es un templo ahora. 1 Corintios 6:9 declara : “que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo… y que no sois vuestros” . En la Nueva Jerusalén todo cambiará: “no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderosos es el templo de ella, y el Cordero”.

3 Earld D. Radmacher, Ronald B. Allen, H. Wayne House, Nuevo Comentario Ilustrado de la Biblia, Editorial Grupo Nelson.