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Jesús y Nicodemo 3:1-21  

Jn 3:14-15 “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna" 

es una frase para introducir un acontecimiento del Antiguo Testamento que prefigura la obra de Jesús y la base sobre la cual Dios concede el nuevo nacimiento a los hombres. En esos días de Moisés, los hombres que miraban con fe a esa serpiente levantada en el desierto, eran salvos de morir (Números 21:4-9). Siempre ha sido la misma base de la salvación: ¡la fe!

Ahora, dice Juan, “es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado” y quien le mire y crea en él, será salvo. Obtendrá ese nuevo nacimiento, será declarado justo ante Dios (Ro 5:1), obtendrá la vida eterna (3:15).

La salvación es “para que todo aquel que en ÉL cree”. Se enfatiza la universalidad del amor de Dios. No hay razas, lenguas, pueblos o naciones que Dios excluya de su amor. La Palabra recalca en varios lugares que, todo hombre es pecador (Ro 3:23), no hay justo ni aún uno (Ro 3:10), que todos los hombres se alejaron de Dios (Ro 1:21-23). La oferta es bien clara todo aquel que en Él cree no se perderá, sino que obtendrá vida eterna.