Selecciona otro comentario:



Jesús y Nicodemo 3:1-21  

Jn 3:5-8 “Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo que el que no naciere de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu” 

Nota Doctrinal: En Juan 3:1-8 se muestra la fundamental DOCTRINA DE LA REGENERACIÓN. La regeneración es la transición de la vida antigua o natural, con la que se nace, a una vida nueva de obediencia a Jesucristo, es decir una vida re-generada. (2ª Cor 5:17;Gá 6:15; Ef 4: 23,24; Col 3:10). “Generada”, viene de gene, génesis, que quiere decir principio; es decir un re-principio. Este nuevo comenzar o nueva vida, tan solo se logra por la obra del Espíritu Santo, que hace al ser humano “participante de la naturaleza divina” (2 Pedro 1:4) cuando la persona verdaderamente se arrepiente de sus pecados, los confiesa y pide perdón al Señor. La señal de ser perdonado, es recibir un nuevo corazón, literalmente. Pablo lo expresa de una forma maravillosa en Gálatas 4:6: “…Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! “. Nada puede ser más claro, se recibe el Espíritu de Cristo.

En su breve carta a Tito, el Apóstol ratifica esta doctrina (3:4-7) “ nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por EL LAVAMIENTO DE LA REGENERACIÓN y por la renovación en el Espíritu Santo”

El Señor dio respuesta directa a Nicodemo. El hombre requiere dos nacimientos para entrar al reino de Dios: de agua, o sea natural y del Espíritu, espiritual. El nacimiento “de agua”, es el nacimiento natural, el carnal. Todo ser humano pasó por este nacimiento, pero necesita pasar por el segundo si quiere entrar en el Reino de Dios, como Jesús lo expresó a Nicodemo.

Como sabiamente se ha dicho: el hombre necesita nacer del Espíritu, para poder entrar en él, pues quien sólo ha nacido una vez, morirá dos veces (física y espiritualmente), pero quien nace dos veces, solo morirá una vez (física).

El gran Maestro presenta, primero, el contraste entre lo carnal y lo espiritual. “Lo que es de la carne, carne es; lo que es del Espíritu, espíritu es”. Después le dice a Nicodemo: “no te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo”. La idea del “renacimiento” no era ajena a las filosofías ni al judaísmo en el tiempo de Nicodemo. Entre los judíos, cuando un hombre de otra fe se incorporaba al judaísmo decían los rabinos: “es como un niño que acaba de nacer”. Cristo sigue explicando que este “nuevo nacimiento” es invisible, pero real: “el viento sopla de donde quiere y oyes su sonido; más ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu”. Es un acto que se produce en el interior del hombre, es un cambio radical en el ámbito espiritual. Antes el hombre era pecador, separado de Dios, muerto espiritualmente. Ahora nace espiritualmente, es justificado ante Dios (Ro 5:1), es hijo de Dios (Jn 1:12) y tiene vida eterna (Jn 5:24).